Niños en la clínica dental: consejos para una anestesia tranquila

20-10-2022

En la clínica dental contamos con uno de los fármacos más seguros y eficaces para la prevención y control del dolor: los anestésicos locales. 

Pero cuando se trata de pacientes pediátricos nos asaltan muchas dudas.  ¿Debo utilizar anestésicos locales en niños pequeños? ¿Cómo puedo controlar el estrés y dolor que puede provocar una intervención dental en un preadolescente? 
Inibsa

La primera cosa que debemos saber es que evitar la aplicación de un anestésico local en odontopediatría es un error grave. Que nuestro pequeño paciente tenga una mala experiencia en nuestra clínica puede provocar la pérdida de su confianza y colaboración. Esto hará de las próximas intervenciones una pesadilla. 

De todos modos, podemos contar con toda una batería de consejos para que las sesiones con niños sean mucho más placenteras, tanto para el personal de la clínica como para nuestros pacientes (incluso para sus padres). 

¿Qué podemos hacer antes de aplicar anestesia? 

Es fácil, es sencillo, pero muchas veces no caemos. Para vencer la posible ansiedad o miedo a la aplicación de anestesia de un paciente pediátrico hay 5 cosas que podemos hacer. Estas nos ayudarán, no solo con el proceso de anestesia, sino con todas las intervenciones que hagamos en la clínica. 

Utilizar un lenguaje positivo: Utilizar un lenguaje positivo saca lo mejor de nosotros mismos y es tan poderoso que puede provocar cambios en nuestro estado de ánimo.  Así pues, siempre será mejor empezar la consulta diciendo “hoy me siento feliz” en lugar de “no tengas miedo”. 

Utilizar un lenguaje adaptado a la edad de nuestro paciente: el nivel de comprensión de palabras y de conceptos subjetivos como dolor, movilidad, presión, no será igual en un niño de 3 años que en otro de 12. 

Nunca mentir: Evitar cosas como “no te va a doler nada” o “no te preocupes que no te voy a pinchar”.  Una vez que el niño pierde la confianza que deposita en nosotros, será imposible volver a recuperarla y su nivel de colaboración con nosotros se resentirá. 

Intentar no mostrar la aguja: La tripanofobia (pánico a las agujas) provoca una ansiedad aguda que puede ir acompañada de miedo a las heridas y la sangre o el miedo al dolor.  Una manera fácil de evitar estos miedos es no enseñar la jeringa y la aguja antes de iniciar el proceso. 

Mostrar el punto donde haremos presión. Y no solo eso.  Como a todas las personas, cuando explicas a un niño lo que va a pasar y cómo va a ser el procedimiento, el nivel de ansiedad baja y con él la sensación de angustia. 

Screenshot_6 ¿Y DURANTE? 

Pensar bien como nos colocamos: Como se sitúa, tanto el odontólogo como el personal asistente es imprescindible para impedir una respuesta negativa por parte del niño. 

Utilizar técnicas de distracción: Aquí sirve todo.  Desde pantallas para que vean dibujos animados o películas durante la intervención a simplemente explicarles una anécdota divertida.   

Acercar la luz a los ojos: Acercar un poco la lámpara a los ojos de nuestro paciente pediátrico hará que tenga que cerrarlos y que quede fuera de su campo visual el instrumental que tendremos que utilizar.   

Tener al niño en posición supina. 

Utilizar altas dosis de empatía. También ayudará que el odontólogo y resto de personal asistente mantenga una voz firme y una fisionomía serena, ya que así transmitiremos tranquilidad y sosiego.  

TAMBIÉN HAY CONSEJOS PARA DESPUÉS DE LA ANESTESIA 

Explicar las sensaciones que el anestésico local puede provocar: Cuando conocemos lo que va a pasar y por qué pasa, la sensación de miedo e incertidumbre se reduce.  Y esto funciona igual para los pacientes pediátricos.  Eso sí, tal y como hemos dicho anteriormente, todo explicado en un lenguaje adaptado a la edad del niño. 

Mostrar que no hay edema. 

Explicar la sensación provocada por el anestésico local como algo positivo, normal y pasajero. 

Calmar a los padres 😊. 

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PERO SOBRE TODO SELECCIONAR LOS ELEMENTOS CORRECTOS 

Jeringa: No es necesario utilizar una jeringa especial, pero sí que debemos tener en cuenta que siempre será mejor utilizar una que tenga un sistema de autoaspirado. De este modo, evitaremos los problemas derivados de la entrada del anestésico en el torrente sanguíneo.  

Aguja: Es importantísimo escoger el tamaño adecuado, desestimando para estos pacientes las agujas de tamaño largo. También se recomendaría utilizar agujas con el diámetro interior ancho por su capacidad de provocar menor dolor. 

Anestésico local: Podemos escoger con vasoconstrictor o sin vasoconstrictor.  Lo importante es saber bien cuál es el efecto y tiempo de duración de las diferentes moléculas que tenemos a nuestro alcance y, sobre todo, calcular correctamente la dosis necesaria en función del peso del niño. 

Bibliografía y referencias: 

Webinar Dra. Inez Guerra  – Truques e dicas para o sucesso da anestesia local em crianças https://campusdental.inibsa.com/course/view.php?id=47 

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